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El
ajo es de origen centro asiático, ya que los chinos y los egipcios
lo empleaban al comienzo de la historia. Es uno de los ingredientes
fundamentales de la cocina mediterránea.
Hay muchas variedades de ajo, siendo el más común es el
ajo blanco. Lo hay también rosa o morado, gigante y miniatura,
cultivado éste en el Sudeste asiático, con 4 ó
6 dientes por cabeza.
El ajo pude secarse y usarse en láminas o molido. Tiene olor
y sabor picantes.
A la hora de freírlo no hay que dejar que se dore demasiado pues
adquiere un sabor amargo. Para conservar el ajo conviene guardarlo en
un lugar fresco, seco, ventilado y protegido de la luz.
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